ENLACES BIPOLARES.

Tengo la suerte de conocer a varios matrimonios en los que ambos son artistas contemporáneos, y en ellos siempre he observado una serie de fenómenos que considero que suelen ser comunes a estos binomios vitales que comparten un oficio tan singular como es el de la creación artística.

Me refiero a que en ellos tiende a evidenciarse la influencia mutua, producto de una constante interacción creativa que ha discurrido y discurre al unísono en el tiempo y el espacio, en la evolución compartida de sus discursos personales de manera que en sus obras acaba apareciendo, de modo natural, ciertas señales de mimetización estética seguidas de manifestaciones de autoafirmación sostenida, incluso hasta el conflicto, por lo que han de encontrar cotidianamente el modo de compartir glorias y miserias, azares y destinos.

Pero finalmente son dos; dos artistas inequívocamente diferenciados y distintos, únicos e irrepetibles, cada cual con su retablo de iconografías y metáforas, sus cromatismos, obsesiones, estilos y objetivos. Por eso, ya sea dediquen a la plástica, la música o las letras, estos matrimonios artísticos conocen su obra mutuamente hasta en sus más profundos y delicados aspectos técnicos y conceptuales, así como también es notable en ellos el inigualable apoyo mutuo, la orientación crítica, el aprendizaje y la adaptación evolutiva.

Rocío López Zarandieta y Miguelángel Concepción- dos de los más destacables artistas actuales de Huelva- se formaron y crecieron juntos como artistas, comparten el estudio, el espacio, los amigos, la hija, las emociones, la suerte, los museos, la vida y hasta el sentido del humor, y de ello se deriva un “trastorno bipolar”, es decir, un combate desaforado entre los ciclos de dos interesantes personalidades creativas que han de encontrar constantemente el modo de acompasar los biorritmos, sincronizar las individualidades, emulsionar bien las existencias para poder seguir creando juntos, que no revueltos.


Jorge Arévalo Crespo
Sevilla 2008